• Inicio
  • Reseñas
  • Artículos
  • Miscelánea
  • Sobre Carlos Alcorta

carlosalcorta

~ Literatura y arte

carlosalcorta

Archivos mensuales: septiembre 2013

MINIATURAS DE TIEMPOS VENIDEROS. POESÍA RUMANA CONTEMPORÁNEA.

29 domingo Sep 2013

Posted by carlosalcorta in Reseñas

≈ Deja un comentario

MINIATURAS DE TIEMPOS VENIDEROS. POESÍA RUMANA CONTEMPORÁNEA.

Edición bilingüe de Catalina Iliescu Gheorghiu.

Vaso Roto Poesía, 2013.

Miniaturas de tiempos venideros, la magna antología bilingüe de poetas rumanos contemporáneos que Catalina Iliescu Gheorghiu ha traducido y la editorial Vaso Roto ha tenido el acierto y, por qué no decirlo, la osadía de publicar, recoge la obra de veinte poetas rumanos actuales, desde aquellos nacidos en la posguerra que comienzan a publicar en la década de los 60 —Ana Blandiana, quizá la más conocida dentro de nuestras fronteras junto con Mircea Cărtărescu, publicó su primer libro en 1964 — y que, como consecuencia de la abolición de la monarquía en 1948 y de la instauración de un comunismo de corte soviético que produjo drásticos cambios sociales, políticos, económicos e intelectuales (destrucción de la memoria, lavado de cerebro), se vieron en la necesidad de sortear los tentáculos de la censura, hasta los que comienzan a escribir cuando Rumanía recobra las libertadas usurpadas durante tantos años, en 1989, y las consignas ideológicas dejan de ser la premisa fundamental a la hora de dar por buena una determinada obra de arte, si bien es verdad, como explica en el condensado prólogo Petru Poantă, que unos años antes de esa efeméride, a partir de 1965, en la literatura rumana «lo estético se acepta oficialmente como único criterio», criterio que seguirán fielmente los llamados poetas neomodernistas, un grupo heterogéneo, entre cuyos miembros se encuentran la mencionada Ana Blandiana, Nichita Stănescu o Marin Sorescu —autor que gozo de enorme éxito en la época—, que ha quedado «desincronizado» con respecto de otros grupos y tendencias poéticas europeas. Como es fácil inferir, estas generaciones no nacieron de la nada. Los grandes poetas del período de entreguerras —los modernistas (nada que ver con lo que entendemos en nuestra literatura por modernismo) Lucian Blaga, Tudor Arghezi, George Bacovia e Ion Barbu— marginados en décadas anteriores «vuelven a entrar en circulación y sus obras se reeditan en considerables tiradas», lo que junto con las traducciones  de muchos de los  grandes poetas occidentales, influye en la obra de los poetas antologados —capaces en muchos casos de leerlos en su lengua original—, poetas que, entre otras cosas, por la diferencia de edad que existe entre los más jóvenes y los más veteranos y por la distinta manera de destilar esas influencias comunes,  muestran una heterogeneidad  propia de poetas de generaciones distintas. Los poetas que empiezan a publicar en la década de los setenta gozan un período de apertura política —efímero, Rodica Grigore nos informa, en la revista Letralia, de algo que «el lector extranjero no debe olvidar: durante un decenio, con más precisión entre 1948 y 1958, la poesía rumana es casi inexistente por culpa de una brutal intromisión de la política (ideología) en el espacio literario. Ejemplo trágico, sin duda, del camino que los regímenes totalitarios intentan imponer, también en el más delicado segmento de la cultura de un país, su lírica»— que se traduce en una poesía con menor carga ideológica, menos encerrada en sus propias particularidades y más receptiva a las novedades que importan de las corrientes poéticas que prevalecen en el resto de Europa.

Es al comienzo de la década de los años ochenta cuando los jóvenes poetas se desmarcan de sus predecesores. La llamada generación de los vaqueros «posee consistentes actitudes teóricas y se impone mediante una agresiva conciencia de grupo», informa  Poantă, quien nos viene dando cuenta  de la permeabilidad existente entre los poetas de una y otra corriente estética, cuyas diferencias no siempre están bien delimitadas, y de generaciones —somos plenamente conscientes de que dicho término resulta insuficiente para trasladar la riqueza poética o artística de una determinada época, pero no se puede negar que es didácticamente útil— distintas (la antología abarca desde poetas nacidos en los años cuarenta hasta los años ochenta, es decir, y trasladado dichas fechas al ámbito de la poesía escrita en nuestro país, desde lo que nosotros entendemos como generación del 70 o de los «novísimos» hasta la generación que está buscando su lugar en la escena poética actualmente, los nacidos a partir de la década de los ochenta). La evolución estética ha corrido paralela a los cambios de orden político que se han producido desde la posguerra hasta la actualidad, algo con lo que también guarda muchas similitudes con el progreso cultural español. «Podemos hablar —escribe Petru Poantă— al mismo tiempo de una inusitada vitalidad de la lírica rumana contemporánea, perpetrada tanto por generaciones  de mayor edad, todavía en activo, como por exponentes más jóvenes», y de esa vitalidad da sobrada muestra la antología que comentamos. Entre la poeta de mayor edad, Ileana Mălăncioiu — doctora en filosofía, periodista y poeta muy crítica con la situación política que atravesaba su país,   nació en 1940 y su primer libro data de 1967— y Stoian G. Bagdan, nacido en 1983 y cuya primera obra está publicada en el año 2009, es decir, en un arco temporal de más de cuarenta años, encontramos poetas como Ion Pop —fue redactor jefe y director de la revista Echinox, revista universitaria que aglutinó a un grupo de poetas a los que el régimen acusó de no implicarse en la marcha del país—; Ana Bladiana, poeta, prosista y ensayista, sin duda la poeta rumana con mayor repercusión internacional que, sin embargo, padeció la censura en las etapas más asfixiantes de la época comunista, algo que, con elegante ironía, confiesa que le dispensó una notoriedad inconcebible para una poeta novel. Una parte, si bien muy breve, de su obra  compuesta por más de veinte títulos podemos leerla en español: Antología poética bilingüe. Cosecha de ángeles. Colección Cosmopoética. Juan de Mairena, 2007) y los volúmenes en prosa Proyectos de pasado y Las cuatro estaciones (Periférica, 2008 y 2011); Nicolae Preplipceanu, uno de los poetas que gozan de mayor consenso pues su obra se puede leer en prácticamente todas las antologías de poesía rumana de los últimos años; Dinu Flămând, al que podemos considerar miembro de esa particular estirpe de escritores rumanos enriquecidos por la cultura francesa, como Ionesco o Cioran; Liviu Ioan Stoiciu,  Ion Mureşan, Daniel Bănulescu y el que acaso goce en estos momentos de mayor proyección fuera y dentro de sus fronteras, un autor a quien la crítica considera como el más representativo de la generación de los ochenta y que ya «suena» como candidato para ganar el Premio Nobel de Literatura, el poeta, narrador y crítico literario, Mircea Cărtărescu, de quien en los últimos años podemos leer en español, gracias a la labor de editoriales como Impedimenta o Funambulista magnificas narraciones como las incluidas en  Cegador (Funambulista, 2010), Por qué nos gustan las mujeres (Funambulista, 2006), Nostalgia (Impedimenta, 2012) o Travesti (Impedimenta, 2011). La lista de nombres seleccionados es lo sufcientemen amplia (Adrian Popescu, Gabriel Chifu, Denisa Comănescu, Train T. Coşovei, Florian Iaru, Alexandru Muşina, Marta Petreu, Ion Es. Pop, Robert Şerban y Dan Sociu) y el número de poemas incluidos de cada autor es abundante —por más que a uno siempre le parezcan escasos—  como para hacernos una idea de la vitalidad poética que goza Rumanía.

El conocimiento de tradiciones poéticas distintas a la nuestra, o a las de nuestro entorno más cercano, resulta primordial para evitar el ombliguismo propio de las poéticas poco ambiciosas y satisfechas con sus resultados, es decir,  para ampliar los cauces por los que discurre la poesía que se escribe en nuestro país actualmente, por esta razón creo que estamos de enhorabuena, porque en los últimos meses el entusiasmo de algunos editores ha propiciado que coincidan en las librerías libros como  Poesía a contragolpe. Antología de la poesía polaca contemporánea. Selección y traducción realizada por Abel Murcia, Gerardo Beltrán y Xavier Farré y publicada con porPrensas Universitarias de Zaragoza, la Antología de poesía checa contemporánea en  edición de Radim Kopáč y con la traducción de Patricia Gonzalo de Jesús, publicada por la editorial valenciana Pre-Textos y el libro que justifica estas líneas, Miniaturas de tiempos venideros, la antología de poesía rumana contemporánea que ha preparado para la editorial Vaso Roto Catalina Iliescu Gheorghiu  de la que, a pesar de no ser la primera antología de poesía rumana de que disponemos —en el año 2007 se publicó en Huerga y Fierro, al cuidado de Angélica Lambru. El muro del silencio. Antología de poesía rumana contemporánea y Joaquín Garrigós, infatigable en su labor divulgadora, ha publicado en Enfocarte, en colaboración con  Dan Munteanu Colán, Antología de poesía rumana— si podemos afirmar que es la más ambiciosa, tanto en el número de poetas seleccionados y el amplio repertorio poético de cada uno de ellos, como en la pluralidad de estéticas representadas, como no podía ser de otra forma, teniendo en cuenta las distintas corrientes estéticas, los escasos vínculos literarios entre ellos, fruto de la diferencias cronológicas y la prodigalidad creativa de cada uno de los poetas representados.  Las más de 600 páginas de poemas se complementan con una mínima, pero imprescindible, nota biográfica que sirve como preámbulo para aquel lector interesado en profundizar en éste o aquel poeta. Miniaturas de tiempos venideros es un libro para leer con fruición y perseverancia, adelante y hacia atrás, comparando las estéticas, analizando las analogías y las diferencias, advirtiendo que cada poema forma parte de una historia tanto personal como colectiva, porque creo que la poesía, como suponía Gadamer, nos da un conocimiento distinto de los hechos, más íntimo y verdadero, del que nos proporciona la historia.

Anuncio publicitario

HENRI COLE. LA SOLEDAD: LA TORRE

29 domingo Sep 2013

Posted by carlosalcorta in Versiones

≈ Deja un comentario

SOLEDAD: LA TORRE

Hace mucho tiempo, yo vivía a los pies de las montañas,
donde vivieron mis padres cuando eran jóvenes.
Cerca de allí, había un vivero de narcisos, frente al que yo pasaba en bicicleta
cada día de camino al supermercado.
De vez en cuando había terremotos, pero nadie se daba cuenta.
En mi escritorio, palabras y frases crecieron muy lentamente,
como la parte incrustada o basal de un cabello,
de los dientes, de las uñas o los nervios. Mientras miro la página vacía
— analizando el amor, analizando el sufrimiento,
analizando la locura— me duele tanto la cabeza,
querido lector, porque las emociones me empujan en una
dirección, luego en otra, pero escribo esto ahora,
a veces precipitándome, a veces dejándome llevar por el pensamiento,
estoy feliz, siento que no estoy solo.

Versión de Carlos Alcorta

JAVIER BOZALONGO y FRANCESC PARCERISAS. UNOS APUNTES

24 martes Sep 2013

Posted by carlosalcorta in Reseñas

≈ Deja un comentario

JAVIER BOZALONGO y FRANCESC PARCERISAS. UNOS APUNTES

 

Descubrí a Javier Bozalongo (Tarragona, 1961) gracias a su último libro, La casa a oscuras, publicado por la colección Visor de poesía en 2009 (no me consta que haya publicado con posteridad otro poemario, pero sí tengo noticia de sus primeros libros, Líquida nostalgia,2001 y Hasta llegar aquí, Cuadernos del Vigía, 2005), libro que,  a pesar de lo que su autor afirma en el poema «Carta al lector», se tarda bastante más de media hora en leerlo en profundidad, para percibir todos los matices que una poesía engañosamente fácil puede ocultar al lector apresurado. Baste para certificar esta impresión el último poema del libro, el titulado «Poética», que transcribo completo: «El primer verso puede ser brillante./ El final sorprendente./ Entre uno y otro debe estar tú.// Nunca el silencio».  Ese lugar indeterminado es el que ocupa el poeta, el personaje que se funde con él y que protagoniza el poema, el que, a través de situaciones y de anécdotas, ensaya una radiografía moral de su existencia. Desde ese lugar el poeta indaga en su entorno, en la realidad que lo contiene buscando un conocimiento más radical y profundo de los mecanismos que gobiernan  su relación con ella.

La generosidad del autor ha propiciado que cayera en mis manos el libro inmediatamente anterior al que más arriba hemos hecho referencia, Viaje improbable, publicado en 2008 — un claro precedente estético de La casa a oscuras, con el que establece una estrecha correspondencia —así como un cuaderno de Francesc Parcerisas editado con motivo de una lectura dentro del ciclo «Poesía en el Palacio».  

La improbabilidad, siguiendo criterios de origen matemático, es un proceso aleatorio que crea desorden en lugar de orden, confusión en lugar de información, aunque en el contexto del poema, asociado al viaje, lo que provoca es la incertidumbre asociada a lo desconocido. «Algunos viajes tienen/ un principio impreciso,» escribe Bozalongo en el poema «Algunos viajes tienen», poema que pertenece a la primera parte, «En el andén», de las tres que componen el libro. Pero un viaje no sólo supone el encuentro con un paisaje desconocido, con una civilización remota, con unas costumbres ajenas a las nuestras, conlleva además el encuentro con el otro yo que habitaba semidormido dentro de uno mismo y que ahora, al enfrentarse a nuevas eventualidades, toma cuerpo y te convierte en un hombre nuevo.

«En el camino», segunda parte del libro, describe más que un viaje geográfico un viaje en el tiempo hacia las mensajes imborrables de la memoria. Se verifica así el carácter meditativo de estos poemas en los que el autor parece que entabla una conversación íntima con el lector. Si es cierto el axioma que afirma que la poesía hace más vivo el vivir, no cabe duda de que en este libro vivimos intensamente, porque no es difícil entrever la dependencia entre el mundo percibido y la toma de conciencia que gracias al lenguaje adquiere su forma definitiva, un lenguaje en el que se conjugan el lirismo y la hondura, la sutileza con la voz del sentido común.

El libro finaliza con la parte titulada «Recogida de equipajes». El viaje ha terminado y no parece que haya satisfecho las expectativas del poeta, nubes, viñas, amigo parecen ser una cosecha frágil, algo efímero que sólo la memoria, traicionera y traicionada, puede conservar. Toda obra poética refleja la imposibilidad del lenguaje para conocer la realidad de un modo pleno, pero, sin embargo, nos proporciona el placer que toda búsqueda, por infructuosa que resulte, nos depara. No resulta relevante si el poeta ha concluido la travesía y ha llegado a puerto sano y salvo o, por el contrario, ha naufragado y sobrevive a duras penas en una isla desierta. Lo que el lector exige es que ese viaje no sea un mero pasatiempo, sino que deje cicatrices en la piel del alma, y en Viaje improbable somos testigos de que hay suturas que aún sangran en el recuerdo.

 

El breve cuaderno de Francesc Parcerisas al que hacía mención unas líneas más arriba contiene, traducidos por el autor, nueve poemas del libro Dos diez més de sud, publicado por Quaderns Crema en 2006. Uno es un viejo admirador de Parcerisas. Desde que cayó en mis manos La edad de oro, publicado en 1989 por Mestral libros y traducido por Xulio R. Trigo y Vicente Gallego, más mal que bien (leí en su momento un cuaderno de la Universitat de Lleida en la colección Versos dirigida por otro gran poeta, Pere Rovira), he tratado de seguir sus publicaciones, pero el impedimento que supone leer en una lengua que no domino y la prácticamente nula distribución de sus libros en el resto de la geografía española no me han puesto fácil disfrutar de su poesía. Fuegos de octubre (Linteo, 2008), traducido por Ángel Paniagua fue una gratísima excepción, teniendo en cuenta que la publicación del libro original data del año 2000 (y su escritura de algunos años antes), por esta razón, la posibilidad de leerlo de nuevo en castellano, aunque sea de forma tan escueta, revive en mí una ilusión que creía perdida, la de emocionarme con la poesía como cuando era un aprendiz en busca de sus propios maestros.

 

No me resisto a transcribir un poema de dicho cuaderno:

 

EL VIEJO PROFESOR

A partir de un motivo de John Bayley

 

Escribe junto a la ventana. Hay árboles

y libros por doquier. Olvido y más olvido.

Tal vez celos. Si ha de llover desconsoladamente,

que no pare. ¿Existen emociones

que siempre hemos querido ocultarnos?

¿Palabras que parecen no tener ningún linaje

conocido? ¿Qué quiere decir fresno, pino, aliso, abedul;

qué quiere decir amar, olvidar, huir?

Ganará; siempre gana el otro lado.

Sin pasado; o sin pasado

que seamos capaces de reconocer —que es lo mismo.

La vida desea felicidad.

Francesc Parcerisas (Trad. del autor)

HENRI COLE. DESCANSANDO EN JESÚS

24 martes Sep 2013

Posted by carlosalcorta in Versiones

≈ Deja un comentario

DESCANSANDO EN JESÚS
(Epitafio en una lápida)

Sus nombres eran Victoria; Ebbenezer, Noah,
                                                                    Fannie, Travis, Alex, Dulzura,
William Navidad, y Jane.
      Como el padre, trabajaron a cambio de un techo de madera.
Rentabilizarlo fue una hazaña.
                                             Las cosas se resolvieron cuando los cultivos mejoraron.

Ellos eran mis antepasados ​​y vivieron a lo largo del río Pee Dee,
                                                               bajo el tupelo, el roble y el árbol de la goma,
donde los lobos hacen madrigueras
                                                                  (“Tú podías olerlos”)

Según el Censo, eran mulatos
                                                         (en español mulato es una pequeña mula)
Las mujeres murieron de insuficiencia renal.
                                                                                   Los niños nacieron muertos.
Los que vivieron fueron bendecidos en sus frentes                                                                        y acudieron a  la catequesis dominical,
impartida por la Sra. Lillian Ingram,
                                                    en el municipio de Wolf Pit, Carolina del Norte.  

Uno de ellos escribió un poema:
                                  “Allí en las ramas, en un pequeño nido, tres pajaritos

con sus bocas completamente abiertas.”
                                                                          Cuando yo nací,
pesé nueve libras de carne.
                                                   El pelo de madre cayó
por detrás de su largo cuello.
                                              Las lágrimas brotaban de sus ojos como animales.
Fragantes circunvalaciones de su interior
                                                   llenaban la habitación con altercados amorosos.
Papá estaba en un viaje de trabajo.
                                                         “Recuerda que tienes un padre,” solía decir.
“No naciste de la nada.”

TOMAS Q. MORIN. DÍA DE LA MULA

21 sábado Sep 2013

Posted by carlosalcorta in Versiones

≈ Deja un comentario

DÍA DE LA MULA

Los niños, iluminados por el sol, pulen sus campanas en el porche. La marcha
por la ciudad no se detendrá ante la plaza, donde los caballeros y las damas habituales
de los deberes ciudadanos se desnudan, baile y movimiento, comparten sus historias íntimas
de mulas. Más tarde,  levantaremos nuestras copas y honraremos la efigie—

los oídos alerta de Antietam y Vicksburg, la insignificante cruz  que ha cobijado
la fiebre Puritana del oeste. Con mucha pompa y oportunidad, un medievalista

de buen gusto contratado de entre los mejores se pondrá a cuatro patas
y representará de nuevo lo más destacado del forcejeo entre astutas burras
y  yeguas. ¿Y quién 

no viajará para presenciar esto, para honrar a los caídos y las olvidadas
bestias que  perecieron bajo el infausto bombardeo del Atlántico, su rebuzno real
nunca agigantándose con bravuconadas estridentes en los establos de Mount Vernon? Descontrolado,

su hermano Catalán recorrió el Sur de esa forma, destrozando
el legado declinante de Sherman como un caballo de Nostradamus. Vamos al desfile, recemos
y bebamos por los desparecidos hasta que el sacerdote condene el peligro ¡»basta, cabrones, mis renuentes
hermanos de armas! «

 

Versión Carlos Alcorta

ANTONIO MORENO. EL CAUDAL

20 viernes Sep 2013

Posted by carlosalcorta in Miscelánea

≈ Deja un comentario

ANTONIO MORENO. EL CAUDAL.

AMORENO64.BLOGPOST.COM

Antonio Moreno es un poeta con una trayectoria intachable. En cada libro es capaz de construir casi con astillas un mundo personal, humilde, sencillo, aunque, a pesar de su aparente modestia, sintetiza el universo de cualquier ser humano. Después de recopilar su obra poética completa en Intervalo, publicado en 2007, en 2010 publicó Nombres con árbol, en la colección Nuevos textos sagrados de la editorial Tusquets (entre medio vieron la luz dos libros de prosa diarística, El laberinto y el sueño, publicado en 2009 por la editorial Renacimiento y En otra casa, que apareció en  2012 gracias a la editorial Isla de Siltolá). Su último libro, El caudal, posee algunas peculiaridades que no podemos desdeñar, porque su autor ha decidido «publicarlo» directamente en su blog, eludiendo los circuitos tradicionales. Moreno esgrime sus razones: «Aparte de la fácil accesibilidad, sobre todo valoro verme libre de ciertas cargas y formalidades para las que ya empiezo a sentirme algo cansado». No es el primer poeta que utiliza la plataforma digital para dar a conocer su obra —estamos hablando de poetas reconocidos por lectores y críticos—, aunque, en el fondo, prevalezca la idea de ser publicado en papel. «Supongo que si sus hermanos mayores lo encontraron antes, El caudal también podría hallar el aprecio de algún editor y ver la luz en las librerías» piensa Moreno. Sin embargo, la decisión de publicarlo en este formato no deja de conllevar riesgos, tanto para el poeta como para el lector. Juan Ramón decía que un mismo libro, en virtud de la pulcritud o el descuido en su edición, decía cosas distintas. El riesgo de que el lector no tome en suficiente consideración un libro publicado en tan magras condiciones es altísimo y, modestamente, creo que el autor no ha sopesado bien los pros y los contras de esta decisión.

El caudal abarca poemas escritos entre los años 2009 y 2012. En él nos encontramos con el Antonio Moreno que conocemos de los libros anteriores, de los que éste es una deliberada continuación, porque esa visión serena de la realidad, con esas insignificantes y, sin embargo, reparadoras conquistas cotidianas, siempre ensombrecidas por una especie de nube desalentadora, no provocan un desahogo apocalíptico, sino una meditada reflexión sobre el alcance de la desesperanza o el consuelo que supone aceptar las cosas tal y como son, sin sublevaciones inútiles. Esta reflexión, está plasmada en unos versos que huyen del exceso verbal, no exentos, sin embargo, de intensidad poética, como al final del poema “Dedicatoria desde una azotea”: «A quien le toca en suerte oír cantar/ el nuevo día en todo lo que observa.//Y en su vida también. Y en su silencio». En pocos casos encontraremos de forma tan palmaria una identificación entre la escritura y el hombre que escribe como en Antonio Moreno. Son sus cualidades emocionales las que determinan esa posición contemplativa ante la naturaleza y los acontecimientos individuales. Ambas contingencias aconsejan que la mirada se contenga y realice un reconocimiento a pie de calle, restringiendo los riesgos que comporta fugarse de la realidad, evadirse del pensamiento que conduce a los territorios indeterminados del sueño. Fruto de la madurez poética que exhibe  es la economía de medios con la que construye el poema, lejos de esa imaginería pomposa o irracional tan querida a otros poetas. Lo explica el autor en el poema titulado “Hechos”: « Palabras tengo, pero no son mías mis palabras». Palabras incapaces de reflejar la poliédrica realidad en todos sus lados, pero suficientes para dejar constancia del dolor de estar vivo.

 

Carlos Alcorta

Reseña publicada en la Revista de Nueva Literatura Clarín, nº 106. Julio-Agosto de 2013.

JUAN LUIS PANERO. OBITUARIO

18 miércoles Sep 2013

Posted by carlosalcorta in Miscelánea

≈ Deja un comentario

 

Ha muerto Juan Luis Panero a los 71 años, el hermano mayor, el primogénito de los Panero, el poeta dueño de una voz mesurada, clásica, imperecedera, alejado siempre del histrionismo y los accesos de demencia de su hermano Leopoldo, el único que queda, muerto hace unos años el otro hermano, Michi. Uno sabía algo de sus graves problemas de salud a través de amigos comunes, de su aislamiento  voluntario, de su orfandad ante la escritura y, a pesar de todo, la noticia de su muerte, aunque secretamente esperada, me ha caído como un jarro de agua fría porque ha puesto una vez más en evidencia la fragilidad de la existencia, la inexorabilidad del paso del tiempo, siempre injusto, a veces benévolo con el asesino o el estafador, y cruel con el poeta o el filósofo.

Fue Juegos para aplazar la muerte (título tomado de unos versos de Joan Vinyoli), publicado primorosamente por la editorial sevillana Renacimiento en la colección Calle del Aire, en 1984, una recopilación de su poesía publicada entre los años 1966 y 1983, el libro que, al igual que para mí, supuso para muchos lectores el descubrimiento de un poeta melancólico y profundo, de dicción clara pero trascendente, el heredero más devoto de la poética cernudiana. «Este libro es la historia de la creación e invención (fabulación, pero también hallazgo) de un personaje: el mito moral del escritor, que alcanza, por el poema, distancia suficiente para convertir su existencia literaria en una parábola». Estos comentarios de Pere Gimferrer que ilustran la solapa nos ponen en guardia ante el tan manoseado tema de la verosimilitud poética, ante la interminable disputa entre los partidarios de la ficcionalidad del personaje que existe en el poema y la de aquellos que defiende  que la trasgresión de la propia identidad es  un requisito indispensable para valorar un poema. Creo que es inútil continuar con una porfía que, por otra parte, se ha decantado por el diferente peso gravitatorio hacia uno de los lados en liza. Para mí este libro fue una especie de catecismo poético, una guía tanto moral como estética que el joven poeta que yo era entonces intentó seguir a rajatabla (aunque ahora parezca un anacronismo, escribir un poema formalmente bien hecho era una aspiración primordial).

Antes que llegue la noche o el premiado Galería de fantasmas precedieron a su último libro de poemas, Enigmas y despedidas, publicado en 1999 por la colección Nuevos Textos Sagrados de la editorial Tusquets (posteriormente, en 2009, ediciones Vitruvio publicó la antología La memoria y la muerte). Pero Juan Luis Panero también frecuentó la prosa, tanto la de carácter crítico en libros como los titulados  Los mitos y las máscaras como en el más misceláneo Leyendas y lecturas, así como la de trama rememorativa, de la cual queda constancia en su libro Sin rumbo cierto (Memorias conversadas con Fernando Valls), por el que se le concedió el Premio Comillas de Memorias.

A uno le queda la esperanza de que en el fondo de ese baúl sin fondo que poseen todos los escritores, manos amigas hallen en su forma definitiva los últimos poemas—en una entrevista concedida a Nuria Azancot a finales de  2007 el poeta confesaba: « Bueno [y titubea mucho antes de contestar], voy a desvelarle algo que sólo mi mujer sabe: desde hace cinco años estoy enredado en un nuevo libro de poemas dedicado a México, homenaje a sus paisajes, a sus gentes, y a quienes allí traté, como Lowry o Rulfo. Pero me está costando mucho, llevo diez poemas y creo que en total serán veinte, así que voy más o menos por la mitad. En realidad sé que podría escribir y publicar un libro nuevo cada tres o cuatro años, como hacen muchos, pero me aburre ese empeño, porque en general ya he dicho lo que tenía que decir. También he visto que, a mi edad, y salvo excepciones, muchos de mis amigos poetas o se han muerto como Claudio Rodríguez o como Jaime Gil, o se han callado. Yo ya no tengo prisa.»—, los últimos párrafos de una autobiografía, hoy interrumpida definitivamente, que consuelen al lector de tan lamentable pérdida, aunque basta con releer su obra para constatar la vigencia estética que la dio forma. Por otra parte, no deja de ser admirable, algo que de forma magistral llevó a cabo Gil de Biedma, la honestidad del poeta que sabe ver que ha dicho lo que tenía que decir y reincidir en la escritura no es otra que repetir las mismas fórmulas, ya muy gastadas, que nada aportarán al grueso de la obra. Clarividencia y ejemplo a imitar. En el juego para aplazar la muerte esta vez le repartieron al poeta las peores cartas.

TOMAS Q. MORIN. CIRCO DE PONIS

17 martes Sep 2013

Posted by carlosalcorta in Versiones

≈ Deja un comentario

CIRCO DE PONIS

Qué alegría decir, nuestros cortos días de invierno
han quedado atrás ahora. Atrás ha quedado la vieja vida

llena de carcajadas sin sentido, las veces que llevamos como paquete
en el asiento de atrás a cada payaso autoestopista
que nos topábamos —nuestro récord era de ocho
hasta el año que nuestros padres murieron. Se fueron
las horas de nariz colorada, el dibujo de nuestras sonrisas

grotescas y amplias cuando ensayamos
la fría rutina de «Hola, ¿estás bien?» y «Bien.
Estoy bien”. Recuerda los segundos prolongados—tres
atrasados en total— frente a tu rostro

que llevó una hora convertir en serio

o la mirada que pusiste, más triste que cualquier payaso
bajo la lluvia, que fue mi señal para fruncir las cejas
y continuar buscando a tientas con los tres dedos demasiado pequeños
el  martillo que me diste para que yo pudiera de nuevo asegurar
el balanceo del caballito de madera que compramos
para evitar un futuro tácito en el cual
somos continentes separados, rodeados por nuestras nuevas
familias hambrientas cuando cortamos y descuartizamos
la misma carne asada y lamentamos
cómo perdimos la esperanza, cómo la historia
de nuestras vidas podría haber sido diferente
si hubiera poseído, aunque estuviera cojo, algo
que cabalgaríamos sobre la puesta de sol.

 

Versión de Carlos Alcorta

 

TRACY K. SMITH. VIDA EN MARTE

10 martes Sep 2013

Posted by carlosalcorta in Reseñas

≈ 1 comentario

TRACY K. SMITH

Vida en Marte. Premio Pulitzer de Poesía, 2012

Vaso Roto Poesía, Madrid, 2013

 

Vida en Marte, el primer libro publicado en español de Tracy K. Smith, viene avalado por el prestigio Premio Pulitzer de Poesía, 2012 —acaso el galardón de más prestigio en Estados Unidos, si repasamos la nómina de los galardonados, entre los que se encuentran poetas de la talla de Charles Simic, Mark Strand, Robert Hass, W.S. Merwin, con el libro titulado La sombra de Sirio, recientemente publicado también por Vaso Roto poesía, o el correspondiente a este mismo año, concedido a Sharon Olds—, además de ser reseñado por el New York Times Book Review como uno de los mejores libros de poemas publicados en 2011. Nacida  en Massachusetts, en 1972, Tracy K. Smith se  licenció en la Universidad de Harvard y  logro un Máster en Escritura Creativa en la Universidad de Columbia, materia que enseña en  la Universidad de Princeton, Ha publicado otros dos libros de poesía: La cuestión del cuerpo (2003) y Duende (2007), con el que obtuvo el Premio James Laughlin de la Academia de Poetas Americanos.

Yo no soy muy aficionado a la ciencia ficción, ni en su versión cinematográfica  ni en la libresca —libros y comics—, por eso carezco de los conocimientos necesarios para buscar las relaciones, sin duda existentes, entre estos poemas y las imágenes simbólicas que provienen de los antecedentes mencionados, sin embargo, sí soy capaz de percibir la analogía que muchos de estos versos establecen con ese deseo, inherente al ser humano, de aspirar a una vida sin dolor, sin dificultades, una vida plena, como esterilizada — algo quimérico en nuestra sociedad—, quizá sólo posible en un mundo creado por la ciencia ficción.

El título del libro, como la propia poeta se encarga de aclarar en las notas finales, proviene de la canción de David Bowie «Life on Mars?», perteneciente al disco Hunky Dory, algo que, como veremos más adelante, tiene alguna relevancia, más allá de la anecdótica. Un poema, el titulado «El clima en el espacio», sirve de prólogo a las cuatro secciones posteriores que componen el libro. La pregunta sobre Dios: « ¿Dios es ser o fuerza pura?» admite dos respuestas antagónicas, según dicho poema. Será una cosa u otra en función de nuestras necesidades. Ignoramos su poder omnímodo cuando vivimos felices: «descansa/ En nuestras rodillas como una muñeca rota» y demandamos sus favores cuando nos asedian conflictos vitales: «Rostros radiantes de pánico».

Un futuro que cada vez se parece más al presente es lo que describen los versos de la primera sección, versos en los que se simultanean la descripción del argumento de una película de ciencia ficción (2001, Una odisea en el espacio) con indagaciones acerca de la Creación, entendida no en un sentido científico, sino religioso. Conviven en los versos un Charlton Heston real con el Heston que interpretó a Moisés —«la mano derecha de Dios»— en la película Los diez mandamientos, mientras «Alguien grita que ella no quiere irse a la cama». Se observa desde el mirador privilegiado de la escritura la evolución de los planetas y de las criaturas que los pueblan—«Quizá el gran error sea creer que estamos solos»—, se especula sobre el destino del hombre o sobre la existencia de Dios con esa mezcla de ingenuidad  y ansia de conocimiento propios de las naciones jóvenes, de quienes carecen de la noción de mito —Bowie es un claro sucedáneo: «No deja huellas. Pasado escurridizo, veloz como un gato. Eso es Bowie/ Para ti: el Rey del Pop, tímido como Cristo» (el elogio torrencial y apasionado que hace la autora de Bowie tiene claras similitudes con la devoción de Manuel Vilas por Elvis o por Johnny Cash) —, de aquellos para quienes el pasado se reduce a un documental sobre las tribus indígenas, a las que ven como una extravagancia, más que como una herencia. Miran hacia el futuro, ese futuro que parecen dominar con la ayuda inestimable de la tecnología, tecnología que no basta, sin embargo, para realizar un análisis emocional aséptico, como si el personaje del poema fuera un ciborg. La autora se deja arrastrar por un cúmulo de recuerdos y de sensaciones empañados por la muerte. Sin duda es esta segunda sección del libro la que más conmovedora, porque al lector siente dentro de sí el latido de la ausencia, la elegía por la desaparición de un ser querido. «La muerte estaba pensando en su deuda:/ Su viaje más allá del cuerpo, de la ropa».  Ciertas dosis de dolor son necesarias para apreciar en lo que vale la existencia. “El dolor duele, pero no mata. Cuando se contempla la alternativa, escribe Jonathan Franzen, —un sueño anestesiado de autosuficiencia amparado en la tecnología—el dolor se presenta como producto e indicador naturales de estar vivo en un mundo que opone resistencia. Pasar por la vida indoloramente es no haber vivido”.

La tercera sección comienza con un duro alegato contra la indolencia y la simplicidad moral que caracterizan nuestra época, desde una postura crítica tanto social como política. Parece que la autora explorara el universo con el distanciamiento que le proporciona el telescopio del lenguaje en busca de una especie de solidaridad interestelar, porque nadie se preocupa por el prójimo, al  vivir encerrado en su propio mundo, como si sólo un individuo lo habitara. La continuidad histórico-cultural entre generaciones parece haberse quebrado. Es como vivir en Marte, porque uno es un marciano para sus semejantes. Hacemos oídos sordos a las atrocidades colectivas, acaso porque nos horroriza la verdad que éstas trasmiten sobre nosotros mismos. Vivimos en un mundo privado, construido a la medida, pero este mundo está protegido del exterior con muros muy endebles, de ahí que seamos capaces de traicionar nuestros principios con tal de garantizarnos la supervivencia y de que la experiencia trascendental de orden individual sea marginada de los objetivos que el propio sujeto activo se plantea.  No es un futuro muy halagüeño el que evidencian los versos de Tracy K. Smith, pero no le faltan razones para el pesimismo, basten para constatarlo estos versos que tienen su origen en los abusos cometidos por las tropas norteamericanas en la prisión iraquí de Abu Ghraib, lamentablemente repetidos en cárceles de todos los continentes: «Algunos de los prisioneros eran ensartados como ganado/ Del techo de sus celdas. A “Gus”,/ lo pasearon con una correa. Quiero decir, lo arrastraron,/ Otros eran montados como mulas. Los guardas/ Sentían grandes dosis de placer». No menos trágicos y estremecedores son algunos de los que forman parte del poema «Deben amar todo lo que ha elegido y odiar todo lo que ha rechazado», basado en artículos periodísticos —algo que ya ensayó en su anterior libro, Duende (titulado así en un claro homenaje a García Lorca)— publicados en la primavera de 2009 en el New York Time que dan cuenta de diversas matanzas por tiroteos de tintes racistas y cuya fórmula me recuerda a la empleada por José Hierro en su poema «Réquiem» —no debemos olvidar tampoco esa búsqueda de la alegría a través del dolor común también a José Hierro y a Tracy K. Smith—, aunque se perciba en ellos una mayor ensamblaje filosófico.

La cuarte y última parte está formada por poemas líricos, de carácter íntimo —algo que la autora ha tratado de  evitar en la mayor parte de los poemas anteriores, con notable éxito—, estoy pensando en «Todo lo que siempre fue», «Albada», con esa construcción ascendente y prosaica hacia la soledad, tratando de romper la frialdad afectiva, vinculándose con  la comunidad, lo que no implica que haya otros poemas de tono más reivindicativo, como «La buena vida»: «…y eso me hace sentir nostalgia/ De los años que viví a pan y café/ Hambrienta todo el tiempo, yendo al trabajo en día de paga/ Como una mujer que vieja en busca de agua» que intentan redefinir el mundo en el que vive. Pero no debemos engañarnos al pensar que el prosaísmo de algunos versos entorpece el entramado simbólico del poema, porque en ellos, el uso del realismo no trasluce una máscara esterilizada como la del cirujano, más bien al contrario, es una especie de velo metafísico, necesario para interrogarse a sí misma sobre la violencia inherente al ser humano y para profundizar en ese malestar vital, en esa raíz sangrienta que alimenta el odio, la cobardía, los terribles actos de venganza y destrucción. La autora no necesita mirar hacia un lejano pasado colonial del que extraer nociones paradigmáticas sobre la libertad o la justicia ni para dar testimonio de la banalidad del mal, le basta con observar lo que ocurre en a su alrededor, en su misma ciudad, en su mismo barrio. Le basta, al parecer, con revisar su biografía. La inexorabilidad de la existencia lleva implícitas conductas aberrantes, y lo que se cuestiona en estos poemas, en los cuales conviven recursos aparentemente opuestos, como lo cotidiano y lo insólito, lo abstracto y lo concreto, es si son o no moralmente censurables, si la lucha por la supervivencia es el gran motor de la existencia humana. Vida en Marte es una elogiable muestra del tipo de poesía que se puede escribir cuando se anteponen la ironía y la conciencia de que la vida humana es algo más que un encadenamiento genético al  solipsismo y al desahogo emocional  del displicente.

 

 

TOMAS Q. MORIN. SONRIENDO EN CERDEÑA

06 viernes Sep 2013

Posted by carlosalcorta in Versiones

≈ Deja un comentario

TOMAS Q. MORIN

SONRIENDO EN CERDEÑA

En caminos de tierra que se esclarecen y se disuelven
como aliento en invierno, temblamos tumbados
en nuestro coche, un coupé de color amarillo con memoria
para recordar bosques de mirtos y pinos centenarios
en kilómetros. Durante seis días nos hartamos visitando fuertes,
bahías y descampados, dunas de oro asaltadas y conquistadas
demasiado a menudo para contarlo con precisión
sobre la isla con forma de pie, no, la impresión
de un pie — de Dios, de hecho.
O al menos eso dicen los lugareños.
                                                       En el escabroso extremo sur
donde el talón de caliza del corredor
primero habría golpeado, partimos el pan
en la mesa tambaleante que hemos reclamado como propia
por última vez y disfrutamos de cada detalle:
las violetas entumecidas en la mesa,
los menús caseros con olor a pescado,
lo cual quiere decir que está recién traído
del barco, y el camarero,
el larguirucho al que le falta un diente

cuya boca suena como un piano
afinado para serenatas,
que está coqueteando contigo
mientras me siento y sonrío
como imagino que Ulises debe haber sonreído
a los audaces pretendientes de su esposa
porque estamos en la cuna
de la adormidera después de todo, esa dulce
pócima elaborada por los cartagineses
para los criminales y los ancianos,
quienes, sabiendo que era mejor no beberlo,
y bailando con sus rostros convulsionados
al sonreír, Sócrates lo habría sabido,
aquel viejo payaso afable
que vio el humor en la muerte,
que habría visto la conveniencia
de pasar el último de nuestros accidentados días
festejando y levantando nuestras copas
al dios más misericordioso del júbilo
hasta morir de risa.

Versión de Carlos Alcorta

← Entradas anteriores

Entradas recientes

  • ANTONIO RIVERO TARAVILLO. SUITE IRLANDESA.
  • LUIS ANTONIO DE VILLENA. LUJURIAS Y APOCALIPSIS.
  • MARTÍN LÓPEZ-VEGA: Y EL TODO QUE NOS QUEDA. POEMAS DE AMOR
  • ÁLVARO VALVERDE. SOBRE EL AZAR DEL MAPA
  • JAVIER LOSTALÉ. ASCENSIÓN

Archivos

  • marzo 2023
  • febrero 2023
  • enero 2023
  • diciembre 2022
  • noviembre 2022
  • octubre 2022
  • septiembre 2022
  • agosto 2022
  • julio 2022
  • junio 2022
  • mayo 2022
  • abril 2022
  • marzo 2022
  • febrero 2022
  • enero 2022
  • diciembre 2021
  • noviembre 2021
  • octubre 2021
  • septiembre 2021
  • agosto 2021
  • julio 2021
  • junio 2021
  • mayo 2021
  • abril 2021
  • marzo 2021
  • febrero 2021
  • enero 2021
  • diciembre 2020
  • noviembre 2020
  • octubre 2020
  • septiembre 2020
  • agosto 2020
  • julio 2020
  • junio 2020
  • mayo 2020
  • abril 2020
  • marzo 2020
  • febrero 2020
  • enero 2020
  • diciembre 2019
  • noviembre 2019
  • octubre 2019
  • septiembre 2019
  • agosto 2019
  • julio 2019
  • junio 2019
  • mayo 2019
  • abril 2019
  • marzo 2019
  • febrero 2019
  • enero 2019
  • diciembre 2018
  • noviembre 2018
  • octubre 2018
  • septiembre 2018
  • agosto 2018
  • julio 2018
  • junio 2018
  • mayo 2018
  • abril 2018
  • marzo 2018
  • febrero 2018
  • enero 2018
  • diciembre 2017
  • noviembre 2017
  • octubre 2017
  • septiembre 2017
  • agosto 2017
  • julio 2017
  • junio 2017
  • mayo 2017
  • abril 2017
  • marzo 2017
  • febrero 2017
  • enero 2017
  • diciembre 2016
  • noviembre 2016
  • octubre 2016
  • septiembre 2016
  • agosto 2016
  • julio 2016
  • junio 2016
  • mayo 2016
  • abril 2016
  • marzo 2016
  • febrero 2016
  • enero 2016
  • diciembre 2015
  • noviembre 2015
  • octubre 2015
  • septiembre 2015
  • agosto 2015
  • julio 2015
  • junio 2015
  • mayo 2015
  • abril 2015
  • marzo 2015
  • febrero 2015
  • enero 2015
  • diciembre 2014
  • noviembre 2014
  • octubre 2014
  • septiembre 2014
  • agosto 2014
  • julio 2014
  • junio 2014
  • mayo 2014
  • abril 2014
  • marzo 2014
  • febrero 2014
  • enero 2014
  • diciembre 2013
  • noviembre 2013
  • octubre 2013
  • septiembre 2013
  • agosto 2013
  • julio 2013
  • junio 2013
  • mayo 2013
  • abril 2013
  • marzo 2013
  • febrero 2013
  • enero 2013
  • julio 2012

Categorías

Blogroll

  • Blog de Álvaro Valverde

Enter your email address to follow this blog and receive notifications of new posts by email.

Únete a otros 174 suscriptores
Licencia Creative Commons
Este obra de Carlos Alcorta está bajo una licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-SinDerivadas 3.0 Unported.

Blog de WordPress.com.

Privacidad y cookies: este sitio utiliza cookies. Al continuar utilizando esta web, aceptas su uso.
Para obtener más información, incluido cómo controlar las cookies, consulta aquí: Política de cookies
  • Seguir Siguiendo
    • carlosalcorta
    • Únete a 174 seguidores más
    • ¿Ya tienes una cuenta de WordPress.com? Accede ahora.
    • carlosalcorta
    • Personalizar
    • Seguir Siguiendo
    • Regístrate
    • Acceder
    • Denunciar este contenido
    • Ver sitio web en el Lector
    • Gestionar las suscripciones
    • Contraer esta barra