REVISTAS LITERARIAS. PRIMER RECUENTO. 2020
El número 18 de Estación poesía viene cargado, como es habitual, de excelente poesía. Su director, el poeta, traductor y crítico Antonio Rivero Taravillo ha preparado un afinado cóctel, mezclando las voces de poetas muy consolidados con otras aún en agraz, combinado a autores de las dos orillas del Atlántico, algo que este lector agradece especialmente. El ramillete de poetas —resulta obvio que no podamos mencionar a todos— incluye, por ejemplo, a Susana Benet que, en esta ocasión, no publica un haiku —su estrofa preferida— sino un poema de similar sutileza; al poeta y reconocido traductor Jordi Doce; Elías Moro, Antonio Cáceres, Juan Márquez, la argentina Marisa Martínez Pérsico, Álvaro Galán, W. H. Auden en una magnífica traducción de Andrés Catalán, Tomás Hernández, que rinde en su poema homenaje a Rilke, Julia Bellido, Jacobo Cortines, Victoria León, Ben Clark, Inmaculada Moreno o Ismael Cabezas son, junto al poeta brasileño Paulo Henriques Brito, traducido Manuel Barrós, otros de los poetas que dan vida a este volumen que finaliza con la sección de reseñas y con una breve, pero necesaria, nota bibliográfica de cada uno de los colaboradores.
Siempre es reconfortante asistir al nacimiento de una nueva revista de poesía, sobre todo cuando, como en este caso, confía su difusión a un medio tradicional, el papel. La revista en cuestión, Ítaca, está dirigida por Isabel Marina —a quien queremos felicitar por su arrojo— y comienza su singladura, su particular travesía hacia la isla añorada, con catorce poemas de Kavafis traducidos y comentados por uno de los grandes expertos en la obra del alejandrino, Pedro Bádenas de la Peña, el cual traza una somera, pero indispensable nota bibliográfica sobre el autor. Comenzar con Kavafis augura un contenido magnífico, y constatamos lo acertado de la presunción al leer poemas de, entre otros, Susana Benet, de Piedad Bonnet, de Karmelo Iribarren, de Efi Cubero, además de Trinidad Gan, Vicente García, José Iniesta o Antonio Rivero Taravillo. El numero incluye una pequeña sección de reseñas, imprescindible para estar al tanto de lo que se publica en el convulso mundo de la poesía.
La veterana Clarín —el número bimestral enero/febrero es el 145— bajo la dirección de José Luis García Martín, continúa fiel a sus orígenes. Dividida en secciones fijas, en «Inventario» se recogen contribuciones de Santiago Beruete, sobre Rosas icónicas, una obra de Paul Klee; Sergio Sánchez estudia las relaciones de Thomas Mann con la obra de dos filósofos contrapuestos, Splenger y Nietzsche; Manuel Alberca, se pregunta, tras la lectura de los diarios del autor de la aclamada novela El dolor de los demás, sobre la primacía del vivir sobre el escribir o viceversa. Por último, Eduardo San José Vázquez analiza un periodo de la vida del joven Neruda, nombrado cónsul en Rangún entre 1927 y 1928, a través de la novela reciente de Jorge Edward, Oh, maligna. «Metamorfosis» se dedica a la traducción. Un magnífico poema de Mary Shelley dedicado a la muerte de su marido, Percy B. Shelley, en no menos magnifica traducción de Victoria León encabeza la sección, que cuenta además con poemas de Chistopher Caudwell, un joven poeta fallecido en la guerra de España en 1937, en traducción de Pedro Pérez Prieto; el poeta Fruela Fernández traduce a tres poetas griegas, Soí Kareli, Eleni Vakaló y Tseni Mastoraki. Por último, Fernando Menéndez, aforista él mismo, traduce los aforismo del italiano Antonio Castronuovo. «Colección de vidas» comienza con una intimista evocación de José Bento, poeta portugués amante de la poesía española que murió el pasado año, a cargo de su amigo el poeta español José Ángel Cilleruelo. Continúa con un pequeño ensayo de Tonio Montesinos sobre Ray Bradbury , el descubrimiento del novelista Escocés John McGahern por parte de Pepe Cevera, las notas de diario de Benitez Ariza dedicadas a K, su gato y la apasionante vida de la artista asturiana nacida en cuba, Nela Arias Misson a cargo de Alicia Vallina Vallina. Alfonso López Alfonso, en la sección «Rescate» nos descubre a José Díaz Fernández a través de un artículo publicado en la revista Asturias en 1920. La revista finaliza con las secciones «Todo en línea», viñetas de un cómic de Víctor Botas; «Los caminos del mundo», en la que Ricardo Álamo escribe sobre Barcelona; en «Misterios resueltos», José Luis Piquero escribe sobre el experimento Filadelfia. El número finaliza con una pequeña nota sobre Galdós de Fernando Sánchez Alonso, incluida justo después de los habituales «Paliques», dedicados a las reseñas de actualidad.
Nayagua, la revista que edita el la Fundación Centro de Poesía José Hierro de Getafe, dirigida por la poeta Julieta Valero, alcanza el número 31, publicado el pasado mes de febrero, número que encabeza el poema «El muerto», perteneciente al libro Alegría (1947) de José Hierro. La revista, extensísima, da cabida a innumerables colaboraciones de carácter multidisciplinar, pues además de la poesía en español —dividida en dos secciones, la de poetas, podríamos decir, consolidados, que incluye, entre otros, a Beatriz Blanco, Elías Moro y Agustín Fernández Mallo, y la de «Emergencias. Poesía por-venir», que incluye nombres como Adrián Bernal o Francisco Aguado— , la revista incluye traducciones —el francés Yves Boneffoy—, reseñas —el apartado más extenso, que cuenta con firmas tan notables como Jordi Doce, José María Micó, Noni Benegas; Luis Ingelmo (espléndido su trabajo sobre Nox de Anne Carson), María Ángeles Pérez López o Alberto García Teresa que escriben sobre poetas como Marcos Canteli, Mariano Peyrou, Pablo García Casado o Esther Ramón, por ejemplo—, escaparates —notas de lectura de las que se ocupan autores como Carlos Iglesias, Emily Roberts, Sara R. Gallardo o Antonio Méndez Rubio, más reducidas, en cuanto a extensión, que las reseñas—, poesía visual o aforismos, ensayo —la sección «Palabra articulada» recoge textos de Vicente Luis Mora y de Mauricio Medo— y otras secciones más atenta a la actualidad literaria, en las que se informa sobre presentaciones de libros y otras actividades relacionadas con la creación poética: festivales, librerías, editoriales, etc. La revista goza de un esmerado diseño que contribuye a hacer de su lectura un verdadero placer.
Juan Carlos Abril dirige la revista Paraíso —patrocinada por la Diputación de Jaén—, que alcanza ya el número 15, con las secciones habituales, «Tres morillas», que incluye breves ensayos sobre poesía, por ejemplo, Ángelo Néstore analiza la perspectiva queer y Luis I. Prados la ecológica, dos aspectos no muy estudiados hasta ahora. En «Poesías completas», Fransciso Díaz de Castro analiza pormenorizadamente la poesía completa de Benjamín Prado. Javier Payeras traza un breve panorama de la poesía guatemalteca en la sección «Bonus track» y Francisco Javier Diez de Revenga hace lo propio con los actos que se llevaron a cabo en distintos lugares para conmemorar el centenario del nacimiento de Miguel Hernández en «Altavox». «Plateado Jaén» es la sección dedicada a recoger poemas de autores como Antonio Lucas, Guillermo López Gallego, José Luis López Bretones, Juan Cobos Wilkins, Mónica Doña o Rosa Berbel. La sección «Paraíso perdido», deja constancia de los poetas fallecidos recientemente. En este número Pablo García Baena, Nicanor Parra, Claribel Alegría y Carilda Oliver. Por último, «Los alimentos» está integrada por reseñas de un elenco más que interesante. Entre los reseñistas, mencionaremos nombres como Álvaro Salvador, Rafael Alarcón Sierra, Antonio Lafarque, Juan Manuel Romero, Antonio Manilla, Erika Martínez, Gregorio Morales Sierra, Verónica Aranda o Elena Feliú Arquiola, y entre los autores reseñados Rafael Courtoisie, Lorenzo Plana, Antonio Jiménez Millán, José Luis Puerto, Francisco Gálvez, Jorge Gimeno, Reinaldo Jiménez, Emilio Prados, Alejandro Céspedes o Javier Lostalé.. Paraíso es una revista excelente a la que solo podemos poner un reproche, el dilatado periodo de tiempo que transcurre entre un número y el siguiente, porque provoca que alguno de los artículos o reseñas hayan perdido es actualidad innata a una revista poética.
Editada por la Junta de Extremadura y por la Fundación Godofredo Ortega Muñoz, la exquisita Suroeste, revista de literatura ibérica, dirigida por Antonio Sáez Delgado, alcanza su novena entrega, ilustrada en esta ocasión por Ángela Sánchez y Luis Costillo. Como deja claro el subtítulo, en sus páginas podemos encontrar textos en las cuatro lenguas oficiales del estado, además de en portugués, lo cual representa, si no una novedad —hay precedentes en otras revistas ya desaparecidas—, un aliciente más para considerar a esta revista como una auténtica rara avis. El número está dividido en cuatro secciones, la poética y la narrativa ocupan las dos primeras y el ensayo y el escaparte de libros la tercer y la cuarta. En poesía, la nómina comienza con el poeta toledano residente en Brooklyn, Hilario Barrero, y le siguen poetas como Ignacio Cartagena, José Cereijo, Asunción Escribano, Antonio Manilla, Juan Vicente Piquera, Antonio Rivero Taravillo, Miguel Veirat, el catalán Antoni Clapés, la lisboeta Catarina Santiago Costa, los también portugueses Fernando Echevarría —de ascendencia cántabra—, Andreia C. Faria, Luiz Pires, el angolano Zetho Cunha Gonçalves y los vascos Hasier Larretxea y Kirmen Uribe. En narrativa, el portugués es la lengua predominante, en ellas escriben Mário Claudio, Paulo M. Morais o Cristina Almeida Serôdio, entre otros. La sección de ensayo comienza con un elaborado comentario de César Iglesias último libro de Álvaro Valverde, El cuarto del siroco. Otro tanto hace Jordi Julia sobre la poesía de Gil de Biedma. Gabriel Insausti nos ofrece entradas de un diario que tienen como referente a Estambul. Y completa la sección una entrevista a Francisco Catro, editor de la Editorial Galaxia. El número se completa con la sección dedicada a las reseñas. Se incluye además en dicho número un suplemento dedicado a homenajear al artista Luis Costillo, con textos de, entre otros, Gonçalo M. Tavares, Antonio Sáez Delgado, Miguel Ángel Lama o Ana Galván, y fotografías de Balsera, Achótegui, Pakopí, Novillo y Méndez.
Se había traspapelado en el maremágnum de publicaciones que anegan la mesa de trabajo y las estanterías, la revista 21veintiúnversos, que alcanza ya el número 8. Dirigida por Juan Pablo Zapater y coordinada por Víctor Segrelles, la revista cuenta con una respetable cantidad de suscriptores que ayudan a su supervivencia. Dedicada a la poesía, este número, encabezado por un poema del poeta invidente José Mas, incluye poemas de autores como Francisco Ferrer Lerín, Pablo del Barco, Noelia Díaz Viñedo, Trinidad Gan, Francisco Caro, Reinaldo Jiménez, Juan Antonio Bernier, Ramón Bacuñana, Javier Lorenzo Candel o Virginia Navalón, entre otros. El volumen cuanta además con unas bien documentadas bibliografías de los respectivos poetas. La cubierta, como es habitual, es de un artista reconocido, en esta ocasión del pintor Martí Quinto, todo un lujo para la vista.