JESÚS MORENO SANZ. MARÍA ZAMBRANO, MÍNIMA BIOGRAFÍA. COL LEVANTE. LA ISLA DE SILTOLÁ
María Zambrano (1904-1991), después de una vida en extremo convulsa, tuvo la fortuna de vivir sus últimos años en una calma relativa, rodeada de un grupo fiel de amigos que la salvaguardaron de las contingencias diarias y que dieron a su obra la justa e imprescindible difusión, algo que cualquier lector debe agradecer permanentemente, porque nos encontramos frente a una de las pensadoras fundamentales del pasado siglo, y afirmar esto no es incurrir en chauvinismo alguno.
Jesús Moreno Sanz (Cáceres, 1949), amigo y exégeta de la filósofa, filósofo él mismo, además de poeta y crítico literario, ha escrito una biografía resumida —de bolsillo, podríamos decir— de María Zambrano, que, sin embargo, está plagada de datos y de reflexiones lo suficientemente clarificadoras como para que permitan al lector interesado seguir el rastro del nomadismo involuntario al que las circunstancias históricas sometieron a la autora, y es que pocos estudiosos de Zambrano están tan cualificados como Moreno Sanz para embarcarse en una tarea de este tipo, más ardua si cabe que redactar una biografía extensa, porque no siempre resulta fácil seleccionar aquellos momentos más relevantes en una vida vivida con la intensidad que la vivió María Zambrano.
Jesús Moreno Sanz es un excelente conocedor de las peripecias vitales y de la evolución de su pensamiento. A ambos aspectos ha dedicado estudios como, entre otros, “La razón en la sombra. Antología del pensamiento de María Zambrano” (1993), “Encuentro sin fin” (1996) o “El logos oscuro. Tragedia, mística y filosofía en María Zambrano” (IV vols.; 2008). Es, además, el director de “Obras Completas” de María Zambrano, de las que ha editado el vol. III (libros, 1955-1973) en 2011 y en 2014 el vol. VI “(Escritos autobiográficos)”.
Javier Sánchez Menéndez dice «Esta Mínima Biografía, busca en el fondo de los números de la propia alma, del alma de su autor y del alma de la pensadora, como si se hubieran fusionado en un único entendimiento». Tal es la identificación que se produce entre biógrafo y biografiada. “Mínima Biografía” está plaga de datos. «Muchos de los datos que aquí se ofrecen —escribe Moreno Sanz— hasta mayo de 1980, cuando conocí a María Zambrano, me los comunicó ella misma, bien por carta o sobre todo en largas comunicaciones telefónicas, y ya desde julio de 1984 y hasta su muerte en 1991, en constantes conversaciones personales». Contamos pues con una fuente inmejorable, por más que esa información facilitada por la autora, como es normal, esté sujeta a los vaivenes de la memoria: pero el investigador cuenta con otras fuentes que le permiten cerciorarse de la fiabilidad de la información, muy lata en este caso.
El recorrido es exhaustivo. De forma precisa, aunque sin extenderse en sinuosidades sentimentales y formativas, el biógrafo va da cuenta de los hechos más relevantes. Por ejemplo, en 1924 conoce a quien fuera una presencia determinante en su vida, Ortega, «en un tribunal de exámenes de metafísica»; en los años previos a la proclamación de la República se implica en actividades políticas (colabora, entre otros, en el semanario progresista “Nueva España”) dando incluso mítines a favor del Frente Popular, sin abandonar su trabajo intelectual; la amistad, importantísima en su vida, con intelectuales y poetas es notable: Corpus Barga, Concha Méndez, Miguel Hernández, A. Serrano Plaja, Gerardo Diego, Pedro Salinas, Bergamín, Rosa Chacel, María Teresa León, R. García Tuñón, etc.; el 27 de enero de 1939 «al poco de capitular Barcelona» sale de España con su hermana Araceli y parte de su familia. Primero el sur de Francia, luego México. Comienza así un periplo viajero que la trasladará diferentes países, como Cuba, Puerto Rico, Francia, Italia, Suiza, hasta recalar en España, ya con la salud muy quebrantada, en 1983.
La vida de María Zambrano no estuvo exenta de penalidades, tanto económicas como sentimentales. Vivió rodeada de amigos y disfrutó de reconocimiento intelectual, pero el eterno peregrinaje y las pésimas condiciones de vida fueron minando sus fuerzas, eso sí, su espíritu reflexivo y crítico no decayó en ningún momento. De todo esto da cuenta Jesús Moreno Sanz profusión de detalles en esta magnífica biografía (después de leerla, no me atrevo a adjetivarla de mínima), escrita desde el conocimiento riguroso de los avatares vitales, pero también, y esto se nota página tras página, desde la devoción intelectual y el aprecio personal.
* Reseña publicada en Sotileza, suplemento del El Diario Montañés, el 31/01/2020