
FINGIMIENTOS. SELECCIÓN Y NOTAS FERNANDO MENÉNDEZ Y JOSÉ RAMÓN GONZÁLEZ
EDITORIAL TREA
Que el aforismo ha adquirido en los últimos años un protagonismo del que no había disfrutado hasta entonces resulta algo innegable. Proliferan las colecciones y las editoriales dedicadas en exclusiva al género, abundan los estudios que tratan de sistematizar sus características esenciales y las antologías que pretenden establecer el canon más representativo. Existe, al parecer, un cierto consenso a la hora de elegir a los autores y son escasas las discrepancias en las nóminas de las diferentes antologías, lo que no quiere decir, como demuestra la antología que tenemos en nuestras manos, que los criterios utilizados en las diferentes elecciones sean infalibles. No es “Fingimientos” una antología al uso porque, como explica Álvaro Robledo, el prologuista, los autores en ella agrupados son escasamente conocidos por los estudiosos de género. «Eludirlos nombres habituales ―escribe Robledo― y rastrear los márgenes para atender voces desconocidas significa recuperar en cierto modo la tradición periférica y menor del aforismo, su condición subalterna y semi secreta, que ha sido su condena pero a la vez su mayor riqueza porque da voz a lo que habla desde un afuera siempre enriquecedor».
La nómina de seleccionados no es muy amplia, pero sí muy diversa, lo que, sin duda, enriquece la muestra. Comienza con Silvia López Ariza (Logroño, 1971) que, además de ejercer como profesora en la Universidad de la Rioja, ha estudiado y antologado a los moralistas franceses como La Rochefoucauld y Chamfort. Ha publicado un libro de poemas, “El instante frágil”, en 2018. Según José Ramón González, su obra «no se ciñe a una temática única, aunque predominan las observaciones precisas e iluminadoras sobre la condición humanas». Sus aforismos están, lógicamente, influidos por los aforistas objeto de sus estudios: Veamos unos ejemplos: «La moral que obliga no convence», «Muchos viven, pocos comprenden», «Hay que caminar hacia la conciliación con uno mismo» o el nietzschiano «La genealogía de la moral para saber quién soy».
Marco Eduardo Vargas Rodgers (Huelva, 1953), traductor especializado en disciplinas técnicas, cuenta en su haber con varias novelas, entre ellas “Alfiles y peones” (1997) y “Sombra amarga” (2006), libros de ensayo como “Elogio de la traición” (1999) y Miseria de la soledad” (2003). Ha publicado un libro de aforismos, “Atreverse” (2016), del que se han seleccionado los incluidos en esta antología, algunos de carácter metapoético, como: «Los olivos, como los aforismos, maduran lentos» o «Todo aforismo tiene su anécdota» y otros de temática más variada, como: «La razón ofende a todas las ideologías» o «Recordamos para rellenar los baches de la vida».
Luis Curiel (Montevideo, 1951), licenciado en Derecho, ha publicado la novela “Destinos imposibles” (2010) basada en su experiencia profesional como funcionario internacional. De esta misma experiencia nace, según González, su «visión desencantada de la acción política, de los partidos y de las diferentes instituciones que mueven los hilos del poder», lo que confirman aforismos como estos: «El ánimo de un político es siempre el cinismo o el engaño» o «La economía y la justicia coadyuvan a la avaricia». Marta Isabel Suárez Lueje, nacida en Madrid en 1931 y fallecida en Berna en 2003, fue una poeta con varios títulos publicados en Suiza, su país de residencia. En 1993 publicó una selección de aforismos de carácter crítico sobre la poesía y el poeta, de los que entresacado un conjunto muy representativo: «Toda poesía tiene su doblez y su vacío», «El principio de la poesía: los versos solo pueden engendrar versos», «Todo poeta necesita su armario de vanidades», «En la cuestión de la poesía, lo menos silencioso y lo más engreído es el poeta» o «Escribir un poema es un simulacro de bello narcisismo». Otro de los autores ya fallecidos es Máximo Menéndez Morán (Gijón, 1911-Puerto Rico, 2000), profesor de metafísica. Su obra aforística, cuyo núcleo temático son las reflexiones sobre el género, ha permanecido inédita. De este rescate anotamos, por ejemplo, algunos tan sugerentes como «Los aforismos son aves migratorias, van de existencia en existencia», «En el aforismo solo lo mejor es suficiente» o el irónico «La obsesión de aforizar sobre el aforismo es la nueva neurosis aforística». El volumen finaliza con tres autores muy distintos: Pablo Montalvo Quirán (Tánger, 1960), compositor musical, y autor de aforismos sobre la música «y su capacidad para trascender la experiencia intelectual y emotiva del ser humano»: «La música es un espacio privado del corazón» o «No hay nota musical que no juegue a escondidas de deseos»; Álvaro Fernández Sierra (León, 1943-Cracovia, 2019), sacerdote y profesor en diferentes universidades jesuitas y autor de libros aforísticos como “(Per) Versiones dividas” (1986) o “Itinerario del amor divino” (1993) en los reflexiona, no sin ironía, sobre la religión: «Si existiera Dios el pensamiento sería imposible» o «Dios es sordo y permanece sordo», y, por último, Mercedes Sánchez Lobera (Mieres del Camino, 1957), profesora de Filosofía y autora de la novela “En busca de mí, yo (sic)” y de la obra teatral “Largo día” (2001). El tema metafísico protagoniza sus aforismos: «En cada lugar que hemos habitado dejamos residuos metafísicos” o «El hombre es una síntesis del ser y el no ser». Fernando Menéndez como responsable de la selección de los autores, y José Ramón González como autor de las notas introductorias ofrecen al lector una alternativa absolutamente recomendable a las antologías dominantes, demostrando que el canon no está muy abierto. Hay muchos nombres aún por descubrir, que buscan su propio lugar, con toda justicia.
Reseña publicada en El Diario Montañés, 25/11/2022