MARÍA NEGRONI. LA JAULA BAJO EL TRAPO. COLECCIÓN EME, 2014. EDICIONES LA PALMA.
La jaula bajo el trapo de la poeta argentina María Negroni es el tercer número de la recién creada colección de poesía eme (escritura de mujeres en español) bajo el amparo de Ediciones la Palma y dirigida por la también poeta Nuria Ruiz de Viñespre. Han precedido a esta obra los libros de María Antonia Ortega, El emparrado y el Jardín de arena de Julia Otxoa. No voy a cuestionar aquí la pertinencia de fundar una colección poética bajo unos presupuestos tan radicales como son los referidos al género porque el objeto de estas líneas es comentar las virtudes poéticas de libro, no las eventualidades que rodean su publicación, por esa razón quiero señalar que lo verdaderamente relevante es la calidad poética, y el género de quien lo escribe, un asunto secundario. Tal vez sea en el arte en general, y en la poesía en particular, en donde la discriminación que sufre la mujer en otros ámbitos, esté más atenuada, sin que esto suponga negar su existencia ni refutar los argumentos para denunciarlo. Pero vayamos al libro objeto de este comentario.
La poeta, ensayista y novelista María Negroni, doctora de Literatura por la Universidad de Columbia, no es una desconocida para el lector español, porque varios de sus libros han sido publicados por editoriales españolas, como El viaje de la noche (Lumen, 1994) o Arte y fuga y Andanzas en Pre-textos, en 2004 y 2009 respectivamente y otros, a pesar de publicarse en el continente americano, han conseguido llegar también a nuestras librerías, algo que no ocurre, lamentablemente, con la frecuencia deseable. La jaula bajo el trapo se publicó por primera vez en 1999 en la editorial Cuarto Propio y estaba agotado desde hace varios años, por lo que su reedición en la colección eme resulta del todo apropiada.
El libro posee un peculiar desarrollo dramático estructurado entorno del diálogo que establecen una madre y una hija que, en muchas ocasiones, acerca los poemas a un texto teatral —en varios lugares se habla de escenas—, aunque lo diferencia de éste la inexistente condición utilitarista del lenguaje que apreciamos en el poema, por más que ciertos pasajes, a modo de introitos, posean una clara función descriptiva. Esas descripciones explicativas, esas notas sin embargo, no suponen una concesión al realismo más elemental porque en ellas persiste la tensión del lenguaje, atento de igual modo a su significado como a la manera de subrayarlo, hasta el punto de que, como escribe en uno de los poemas, «el lenguaje conduce al vacío, cumbre de lo real». Aunque el asunto primordial del libro es el enfrentamiento entre las dos mujeres, entre la madre y la hija, la dolorosa e hiriente relación materno filial poblada de aristas, de emociones reprimidas, de conversaciones truncadas por la incomprensión o el silencio, subyace en todo el libro además una constante búsqueda del objeto de la poesía, de la escritura, de la propia palabra, algo que ponen en evidencia poemas como este que transcribo: «Más sano, o más osado, el tono ahora se concentra en lo escaso, lo resplandeciente en la orfandad. Escribir por carencia, no por exceso de ser (João Cabral)/ Esto exige un cuidado espantoso, una cuota letal de control. Como si la variedad de palabras pudiera ser otro error. Como si el estilo pudiera también asmatizarse.// Silencio// Es la heroína, ese énfasis, preparando sus bártulos para partir». No es Cabral el único personaje que habita en estos versos. Encontramos también, junto a poetas o pensadores como Eliot, Hölderlin o Sócrates, a personajes de la cultura de masas, como Marilyn, Prince o Ryta Hayworth. Las referencias son múltiples y no siempre explícitas, porque la poesía de María Negroni posee un alto grado de exigencia, exigencia que tiene su origen en la búsqueda de lo indecible, de lo ignorado, de lo que ha llamado «la imposibilidad del decir». La jaula bajo el trapo nace de un enfrentamiento, de los altibajos que sufre el amor, de la pasión por comprender al otro. Tal vez, para transcribir este deseo de completarse con el otro, sea esta forma dialogada la mejor opción para alguien como Negroni que supo «enseguida que tendría que trabajar el texto para desenfocarlo de la trama e instaurarlo en el terreno puro de la escritura». La lectura de este libro que no cede a la tentación de lo fácilmente comprensible supone todo un reto, reto en ningún caso aconsejable para lectores timoratos, pero imprescindible para quienes entienden la poesía como una especie de escalera que permite descender a los lugares más recónditos del sujeto poético, aquellos en los que la conciencia se libera de sus ataduras.