
REVISTERO VERANO 2018
Continúa la Revista de Nueva Literatura Clarín, dirigida por José Luis García Martín, fiel a sus propósitos, combinando esa nueva literatura del título con rescates que van desde la literatura decimonónica, como ocurre con el ensayo dedicado a José Iribarne «Zaratustra», de Javier Barreiro a la literatura contemporánea: «Silvano Sernesi. El eslabón perdido del postismo», de Ernesto Baltar puede ser un buen ejemplo. Junto a estos espléndidos trabajos encontramos un interesantísimo recorrido por las librerías que marcaron su adolescencia lectora de Felipe Benítez Reyes y sendos diarios de viajes a cargo de José Manuel Benítez Ariza —por la ciudad de Barcelona— y Mario Martín Gijón —«Una semana en México». La sección «Metamorfosis» se ocupa de la traducción. Por una parte cinco poetas francesas del siglo XVI a cargo de Fermín Beruete Valencia y por otra, Louis Simpson, poeta norteamericano nacido en Jamaica (1923-2012) de cuyos textos se ocupa Javier Cantero Sabata. Conviven con los textos citados la siempre interesante sección «Paliques», dedicada a las reseñas, «Conversaciones», en la que José Vicente Quirarte Rivas conversa con el autor napolitano Giuseppe Montesano que ha publicado recientemente Lectores salvajes, un libro de casi dos mil páginas en el que estudia «la historia de la creatividad humana». Especialmente interesantes son los aforismos de Francisco Pérez de los Cobos y las viñetas de Víctor Botas. Toni Montesinos escribe sobe Emilio Salgari en «Colección de vidas»; Paul Brito hace lo propio en «El sensor cósmico de la comedia» y Fernando Sánchez Alonso recrea la relación del restaurante Lhardy y la literatura, ambos en la sección «Inventario». El número concluye con un jugoso comentario sobre el novelista Jorge Ordaz a cargo de Ana Vega.
Una extensa entrevista al siempre interesante Pere Gimferrer, realizada por Fernando Valls con la maestría y la erudición que le caracteriza, es, para este lector, uno de los mejores alicientes para leer este número de Turia, el 127, cuyo dossier está dedicado a la literatura peruana actual. Como viene siendo habitual, la revista está cargada de contenido y de posibilidades de lectura. Vila Matas es analizado por la pluma siempre certeza de Mercedes Monmany. Impagable son también las «Diez instantáneas de Eduardo Chirinos», escritas por Fernando Iwasaki, amigo desde la infancia, o la rememoración de la amistad con Gil de Biedma que escribe Luis Antonio de Villena. En la sección «Taller», relatos —Armburu, Tizón, Roncagliolo— y fragmentos de novelas como la de Carlos Pardo. En la sección dedicada a la poesía, entresacamos, entre los muchos colaboradores, a Álvaro Valverde, a Aurora Luque, a José Manuel Bonet, a Menchu Gutiérrez o Fernando Sanmartín. Félix Terrones realiza un exhaustivo recorrido por la novelística peruana en su ensayo «Los firmamentos de la narrativa peruana contemporánea» que sirve de prólogo a los textos que se reproducen posteriormente. Relatos de como Ricardo Sumalavia, Irma del Águila o Yeniva Fernández conviven con los poemas de Grecia Cáceres, Martín ridríguez Gaona, Nilton Santiago o Denisse Vega Farfán. Por otra parte, en la sección «La isla», fragmentos del diario del director de la revista, Raúl Carlos Maícas. La revista se completa con un nutrido conjunto de reseñas agrupadas bajo el epígrafe de «La torre de Babel».
21veintiúnversos. Revista de poesía contemporánea, alcanza ya su número 6. Ilustrado en esta ocasión por la artista Pamen Pereira, nacida en El Ferrol en 1963 pero radicada en Valencia desde que se desplazó a esta ciudad para estudiar Bellas Artes. El número cuenta con los habituales veinte poetas, de los que se ofrece cumplida información en las páginas finales del volumen, algo que resulta especialmente necesario cuando algunos de los/las poetas son desconocidos para este lector. Así, junto a nombres como Julia Uceda, Miguel D’Ors, Ponç Pons, Luis García Montero o Karmelo Iribarren, encontramos autores como Elena Torres, María Barceló Chico o Juan José Romero Cortés que, pese a tener una obra amplia e, incluso, reconocida por importantes galardones, no han gozado de una difusión que, a tenor de lo leído, sin duda merecen. La apuesta de 21veintiúnversos es plausible. Paliar la escasa difusión de autores de contrastada calidad pero escasamente difundidos es una labor que toda revista que se precie debe tener entre sus prioridades. Sus responsables, con Juan Pablo Zapater a la cabeza, son conscientes de ello y actúan en consecuencia. Interesante resulta también el pequeño homenaje que se le tributa a Manuel Molina (Orihuela, 1917-Alicante 1990). Dos poemas son poca cosa para dar una idea cabal de una obra, pero, al menos, servirán para que el lector interesado investigue y lea con más detenimiento al autor. No podemos dejar de mencionar a algunos de los más importantes jóvenes poetas actuales, como Javier Vela, Ben Clark o la ecuatoriana Carla Badillo Coronado.
Licencia poética. Revista temática de poesía, como su propio subtítulo deja entrever, atiende más a los temas monográficos que a la actualidad poética. Así, en este tercer número, el motivo central es la poesía del exterminio, la poesía que se escribió en los campos de concentración. Su director, el poeta José Manuel Suárez lo explica detalladamente en el editorial: «Este es el origen del número de Licencia poética [se refiere a la exposición Auschwitz, no hace mucho, no muy lejos que aún, creo, puede verse en Madrid]. Propuse al editor publicar un número monográfico sobre la poesía hecha en los campos de concentración, o sea, “poesía escrita en Auschwitz”: Naturalmente, Auschwitz son por extensión todos los campos». Poemas de Shmuel Refael Vivante, ensayos sobre el poeta Itsjok Katzenelson, , una pequeña antología antología de poesía sefardita escrita en los campos, el estudio de Mercedes Monmany sobre los poetas de Auschwitz o el de José Ramón Ripoll sobre Cuarteto para el fin de los tiempos, de Olivier Messiaen integran un volumen que completa una sección del libro de José Manuel Suárez Transoscurecer hacia ti. Culpa y reparación en Paul Celan, reeditado y corregido recientemente. Licencia poética es una revista literaria distinta que, confiamos, encontrará ese lector que huye de la actualidad poética para refugiarse en lo trascendente, en aquello que no pasa de moda y necesita ser revisitado para no perder el norte, y no solo estético.
Paraíso. Revista de poesía, dirigida por el poeta Juan Carlos Abril y patrocinada por la Diputación de Jaén alcanza el número 13 fiel a sus principios. Tanto la cubierta como las ilustraciones son obra de Ginés Liébana, como en los números anteriores. Una sabia decisión esta de mantener una imagen que identifique la revista al primer golpe de vista. Las secciones son también las habituales: «Tres morillas», integrada por pequeños ensayos, en este caso de Ana Rodríguez Callealta, de Juan José Téllez y de José Ángel Leyva. De la poesía completa de Alberto Santamaría (Torrelavega, 1976) se ocupa con su habitual solvencia Luis Bagué Quílez. Yolanda Castaño traza una excelente panorámica sobre la poesía gallega de las últimas décadas. Excelente y necesaria puesta al día de una poesía que goza de una vitalidad envidiable y que necesita ser revisitada por el lector de poesía. Una fotografía de Miguel Hernández da pie a José María Balcells para rastrear la fugaz visita que el poeta hizo a Barcelona. La sección «Ya se ven» recoge poemas de autores como Felipe Benítez reyes, José Luis Rey, Víctor Rodríguez Núñez o Zingonia Zingone. No falta, lamentablemente, espacio para la sección «Paraíso perdido», que ofrece poemas de tres poetas fallecido recientemente: Eduardo Chirinos (1960-2016), Eduardo García (1965-2016), Enrique Fierro (1941-2016) y Adolfo Cueto (1969-2016). La revista finaliza con la sección «Los alimentos», integrada por reseñas poéticas a cargo, entre otros, de Carmen Camacho, Elena Feliú, Juan José Cabanillas, José Luis Gómez Toré, Sergio C. Fanjul o Aitor L. Larrabide. En resumen, un excelente número un tanto lastrado por l desubicación temporal de algunas de las colaboraciones.