CAMPOS

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CAMPOS REINA. PARQUES CERRADOS. COL. DEBOLSILLO. PENGUIN RANDOM HOUSE.

Bajo el título Parques cerrados se agrupan tres libros de Juan Campos Reina (1946-2009), novelista de culto, lamentablemente desaparecido cuando su escritura gozaba de un más que notable reconocimiento. Para conmemorar el décimo aniversario de su fallecimiento, la editorial ha editado un estuche que contiene el ensayo De Camus a Kioto, publicado en 2010, Diario del Renacimiento y Poesía completa, ambos inéditos, que completan una producción literaria enfocada preferentemente hacia la narración, sea en forma de novela o de relato. Santepar, su primera novela, data de 1988. Después vendrían títulos como Un desierto de seda (1990), Tango rojo (1992), El bastón del diablo (1996) —Premio Andalucía de la Crítica—, La góndola negra (2003) —«la crónica del más íntimo dolor, la conexión de ese sufrimiento con el de la humanidad en este siglo»—, Fuga de Orfeo y El regreso de Orfeo forman parte de La cabeza de Orfeo (2006). Es preciso hacer mención a estos títulos porque están muy presentes en Diario del Renacimiento, cuya primera entrada está fechada en Málaga el 4 de marzo de 1989 y en la cual hace referencia a lo que entonces denominó Trilogía de la decadencia y posteriormente se llamaría Trilogía del Renacimiento, integrada por sus tres primeros libros, exceptuando el ya citado Santepar.

     Pero no solo ocupan estas páginas sus proyectos literarios. Como no podías ser de otra forma, la enfermedad —«La enfermedad, que en plena adolescencia sufrí y que me obligó a guardar cama y a un cierto aislamiento durante unos años cruciales, me maduró de forma prematura»— es una presencia constante («Forjarse en la adversidad conlleva una ventaja: uno la acepta y busca la respuesta lejos de lo trillado y sin dilaciones, cuando sabe que sobre él pende una amenaza, aun dilatada en el tiempo, real y presente…»), como lo es también la finca familiar, Las Quebradas, cercana a Puente Genil, lugar de descanso y meditación; los nombres de amigos como Vázquez Rial —«En la casa de Horacio había estanterías por los pasillos, que demostraban la deformación del verdadero escritor, que tiende a devorar los espacios de las familia»—, Carmen Balcells, Mario Lacruz, Rafael Ballesteros o Pérez Reverte, entre otros muchos. Menudean también los acontecimientos históricos: la caída del muro de Berlín o la guerra del Golfo («Estamos tan acostumbrados a contemplar la crueldad y la muerte, que las tragedias pasan por encima de nuestro hombro casi sin rozarnos», escribe), por ejemplo; innumerables son las referencias culturales, de muy variado cuño, desde Van Gogh a Peter Grreenaway, Kurosawa, Lampedusa, Proust, Thomas Mann, Walser, Chéjov, o Kafka; viajes a Viena, a Bruselas, a Venecia, Madrid, a Barcelona, a Florencia o Sevilla, pero, por encima de todo está la literatura: «Nunca podré separar —dice— vida y creación ni realizar lo que hoy en día se llama literatura de encargo».

     El 16 de mayo de 1999 puntualiza: «He escrito mi primer poema… El poema se titula «Parques cerrados. Sé que la poseía y el diario son los reductos de mi intimidad, mi forma de desaparecer de la novela y de sumergirme en el ensayo, en los viajes y en la lectura, sin perder la conexión con la creación más personal». Poesía completa se titula otros de los volúmenes incluidos en este estuche. «Seppuku» y «El quinto jinete» —escritos en un verso claro, aunque alterado por frecuentes hipérbatos que enriquecen el sentido—, «Visiones de las Quebradas» (una especie de diario que describe cuanto le rodea con minuciosidad), «El viajero» (la figura del poeta Ricardo Molina sirve aquí para entrelazar un relato que mezcla realidad y sueño, y «Las noches de Li Bo» (el protagonista en esta ocasión es el pescador Li Bo, que rememora su vida) —escritos en prosa— son los títulos de sus libros de poemas.

De Camus a Kioto es un ensayo sobre las relaciones entre la cultura oriental y la occidental, entre Córdoba y Kioto. Campos Reina va desgranando la historia del Japón —una historia y unas costumbres que demuestra conocer muy bien— y remarcando las diferencias culturales que nos separan, pero también las concomitancias que nos unen: «No era solo la elegancia y algún concepto esotérico lo que determinaba el paralelismo, pese a la distancia, entre la corte de Córdoba y la de Heian». De viaje espiritual podemos calificar este recorrido: «Si, en suma, se incorpora a nuestra vida, a nuestra manera de ser, la capacidad de trasladarnos al otro lado del espejo, de renovarnos, con nuestra mirada de Oriente tal vez contemplaríamos mejor el Occidente, y viceversa y lo más próximo en lo alejado en el tiempo». Rilke, Garcilaso, Mishima, Tanizaki, Van Gogh, María Zambrano o Peter Handke son algunos de los nombres que sirven a Campos Reina para estudiar las diferentes formas de entender el mundo, no tan alejadas como podría parecer. En definitiva, estos tres volúmenes, contribuyen a realzar la figura literaria de un autor que merece, sin lugar a dudas, esa relectura que le asiente definitivamente como uno de los pilares narrativos de nuestra más cercana tradición literaria.

* Reseña publicada en el suplemento Sotileza de El Diario Montañés, el 6/03/2020