ÁLVARO CAMPOS SUÁREZ. LA CERTEZA DEL COLOR. EDITORIAL EDA

En cinco secciones está dividido La certeza del color, este libro de aforismos, un género de moda en el que no es infrecuente dar gato por liebre. No es, por fortuna, este el caso. Álvaro Campos Suárez (Málaga, 1981), autor de trENes (2013), Buda en el Bolshói (2014) y Abajo el sistema. El estado del bienestar en la Gran Recesión (2018) nos sorprende con unas reflexiones muy esencializadas que solo en rarísimas ocasiones caer en el mero ingenio. El libro comienza con «Cuaderno de artimos». Tal y como el título sugiere, el arte y la poesía son los temas que articulan estas reflexiones de hondo calado, unas versan sobre la metapoesía: «Vivir en poesía es más bello que escribirla» y sobre el poeta: «La tarea del poeta versa más en crear sensaciones que historias» o esta de origen machadiano: «El poeta canta lo que tiene, lo que no tuvo y, especialmente, lo que (ya) no tendrá (más)». Aparecen también la obra, la escritura o el lector, para acabar con un apunte sobre el arte «¿Qué es el arte las anotaciones a pie de página en el libro de la vida?». Más que certidumbres, encontramos interrogantes sin resolver. Debe ser el lector, los lectores, quien los lea a sorbos para saborearlos con delectación. Estaremos o no de acuerdo con algunas de las afirmaciones categórica, como «Lo inmarcesible no puede ser rescatado», pero lo que está fuera de duda es que no nos dejan indiferentes, y es a es una de las funciones del aforismo, poner del revés lo consabido. «Diccionario básico de dudas» se titula, precisamente, la segunda sección, y en la primera entrada se define al aforismo como «Obligación de dudosa certeza». El resto, no sin ironía, desmontan las definiciones más habituales y buscan asociaciones, muy sugerentes, con otras disciplinas, como en este: «Libro. 1. M. Farmacología. Droga legal prescrita por buquinistas». «La vida indubitada» es la tercera sección. La duda continúa siendo el armazón sobre el que descansan los apuntes, tal vez porque «La vida es una duda permanente. Mejor no perder el tiempo en dudar de ella». Asuntos de carácter social como la justicia, lo público y lo privado o la libertad de prensa ocupan la mayoría de estas entradas. Las dos últimas secciones, «Del amor a la mentira (Y otros deportes de riesgo)» y «Guía de últimas voluntades» recogen reflexiones sobre el amor, la identidad, la política, la familia con similar intensidad. Quizá el mejor resumen de todo el libro sea el aforismo final: «Todo aforismo es un cauce; toda certeza, un río» En todo caso, La certeza del color puede ocupar con todo derecho un lugar privilegiado en el canon aforístico de nuestro país.

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