ANTONIO CARREIRA.  ESTUDIOS SOBRE LITERATURA CONTEMPORÁNEA.

EDITORIAL RENACIMIENTO

Recoge este volumen un conjunto de quince estudios, de diferente alcance, sobre literatura contemporánea, varios de los cuales se ocupan de poetas de la generación del 27 ―de hecho, uno de ellos se titula «Voces del 27»―, dos estudian a escritores portugueses y uno se centra en el teatro de Max Aub, que Antonio Carreira ha publicado previamente en revistas y ediciones colectivas. Carreira es doctor en Filología Románica y catedrático de Lengua y Literatura españolas escribe que «Una colectánea como la presente debe ser actualizada en lo posible, y así lo hemos procurado», pero la bibliografía ha aumentado disponible ha aumentado tanto, que resulta, en la práctica, estar al tanto de todas las nuevas aportaciones. Este estudioso ha ejercido como lector en la Faculté de Lettres de l’Université Catholique de l’Ouest (Angers, Maine-et-Loire, Francia), de 1969 a 1971. Ha sido Acting Assistant Professor en la Universidad de California, San Diego (U.S.A.), de 1972 a 1974, profesor invitado en las universidades de Parma (Italia) y Clermont-Ferrand (Francia) (1999), y en El Colegio de México (2001, 2003 y 2007). Estamos pues frente a un consumado especialista que ha dedicado sus investigaciones preferentemente al Siglo de Oro, a los poetas del 27 y a los relatos de viaje. Ha publicado libros como “Viajeros por León (siglos XII-XIX)”, en colaboración con Concha Casado Lobato, “León, La vida y hechos de Estebanillo González (1646)”, edición de Antonio Carreira y Jesús Antonio Cid, “Nuevos poemas atribuidos a Góngora”, “Góngora. Romances”, “Emilio Prados. Poesías completas”, con Carlos Blanco Aguinaga “Luis Cernuda. Como quien espera el alba” y “Luis de Góngora. Antología poética”.  

Comienza el volumen con «Los cantares infantiles en la poesía de Antonio Machado». Pese a que «lo imaginamos siempre viejo», murió a los 63 años, pero en su poesía, dice Carreira, la nostalgia por la infancia perdida está siempre muy presente. No hay más que recordar el último verso encontrado tras su muerte en un bolsillo de su gabán: «Estos días azules y este sol de la infancia. El tono de sus poemas tiende a ser sombrío, ceniciento, sin embargo, siempre la atrajeron las coplas, los proverbios y cantares, por lo cual se produce en su escritura una oposición entre quienes «cantan alegre e inconscientemente, y quienes escuchan melancólicamente». En «Guillén y la unicidad de su lenguaje», en el que defiende que el poeta vallisoletano canta «el júbilo de la existencia». Guillén es un poeta en el que «la forma de la expresión se ajusta a la del contenido como un guante de mano», acaso porque necesidad y escritura corren de forma paralela, pero como en todo poeta de obra abundante, esta sufre altibajos. Carreira no oculta que los últimos libros del longevo Guillén le parecen flojos: « “Clamor es un gran libro fallido, y “Homenaje” un gran libro mediano… “Y otros poemas, Final” … simples virutas de la carpintería gilleniana». «Procedimientos musicales en el “Romancero gitano” de García Lorca» es el tercer ensayo, profusamente documentado y riguroso en el análisis de las influencias musicales que dominan las estructuras del poema. No está de más señalar que, junto con Gerardo Diego, Lorca era el único poeta del 27 que tenía formación musical. En los dedicados a Aleixandre, Carreira nos previene sobre la beatería crítica a la hora de enjuiciar obras de grandes autores, aunque estas sean mejorables, algo que ocurre con demasiada frecuencia: «Con los autores importantes suele darse una actitud de beatería que, a nuestro juicio, es nociva para la libertad crítica. Tan pronto se mezclan en el discurso alusiones a la excepcional condición humana del poeta ―humildad, generosidad, y rasgos similares―, como se escribe sobre parte de su obra con la inercia del entusiasmo que suscita la otra», y con esto se refiere a que algunas obras aleixandrinas carecen del impulso poético necesario para diferenciarlas de la pura verborrea, aunque no deja de reconocer que su poesía «respira libertad, fluye sin trabas, abarca mundos lejanos, todo lo cual es difícilmente compatible con al sujeción a reglas estrictas». Otros  artículos están dedicados a autores como Quiroga Plá, un neoclásico que utiliza el soneto como banco de pruebas: «No habrá, en toda la literatura contemporánea poeta más fiel a esa forma métrica, y que más haya experimentado con ella». Otro de los poetas estudiados en profundidad es Emilio Prados, en primer lugar, a través de la biografía novelada que Carlos Blanco Aguinaga, bajo el título “En voz continua”, publicó en 1997: «Prados, en el relato de Blanco, está visto desde dentro, a través de un monólogo, con todos sus conflictos y vacilaciones hasta la Guerra Civil. Los 23 años de exilio que vivió Prados son muy poco novelables… Pero Blanco no se priva de atribuir al poeta cosas que están lejos de haber sido así». Hispanoamericanos más importantes. El volumen se ocupa además de hablar de los poetas, de Luis Felipe Vivanco, de Alberto Caeiro, uno de los heterónimos pessoanos, del portugués crítico António José Saraiva y finaliza con «Dichtungdämmerung, o El ocaso de la poesía», un excelente ensayo, siguiendo la línea de los precedentes, en el que Carreira expone sus propias teorías acerca del poema. Es este un libro de ensayo, pero las reflexiones de Carreira carecen de ese engolamiento que hace su lectura insoportable, por el contrario, seguir sus argumentos es no solo una fuente de conocimiento, sino un placer estético.

Reseña publicada en El Diario Montañés, 29/04/2023

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