CARLOS CASTILHO PAIS. GREGORIO MUELAS BERMÚDEZ. A LA LUZ DE LA FLOR DEL ALMENDRO. ILUSTRACIONES DE RICARDO RANZ. KARIMA EDITORA, 2017
Dos autores, uno portugués —Carlos Castilho Pais— y otro español —Gregorio Muelas Bermúdez— comparten páginas en A la luz de la flor del almendro, un libro bellamente editado por Karima Ediciones que cuenta con algunas particularidades que pasamos a enumerar. La primera de ellas se refiere, como hemos señalado anteriormente, a la convivencia de dos autores que escriben en lenguas diferentes, portugués y castellano. La segunda de estas particularidades es no se traducen entre sí, sino que cada uno de ellos pone su obra en manos de un traductor diferente, José Ángel Caballero traduce del castellano al portugués y Sandra Santos del portugués al castellano, así que, podríamos decir, estamos ante un libro compuesto por cuatro autores. La tercera es que cada autor contribuye con idéntico número de poemas —de haikus—, veinticinco, buscando así ese sereno equilibrio, casi invisible, que trasmite el haiku. Por último, hemos de señalar que estamos ante un libro ilustrado que busca, claro es, una interrelación entre el dibujo y la escritura pero sin ser estrictamente subsidiarios el uno de la otra, porque ambas disciplinas son independientes y conviven sin fricciones.
Carlos Castilho Pais es el autor, además, de un «Postfacio» en el que reflexiona sobre este particular género de origen japonés que con tanta fuerza ha calado en la poesía occidental, particularmente en la española. Escribe Castilho: «Puede la poesía resistir a la hegemonía del poema en verso libre si aquel que escribe no disocia el poema de su forma. Es cierto. El haiku nos dispensa del ejercicio de la rima, pero nos exige un conjunto silábico (5-7-5) muy apropiado para nuestras lenguas occidentales». La presunta hegemonía del verso libre es, cuando menos, discutible, a menos que Castilho Pais entienda por verso libre el que carece de rima. En cuanto a la estructura silábica, efectivamente, el haiku clásico está compuesto por tres versos de 5, 7 y 5 sílabas, aunque en los últimos tiempos, como, por otra parte, hace Carlos Castilho Pais, dicha estructura se considere excesivamente rígida y el autor se tome sus licencias rítmicas y, también, temáticas. Algunos de sus haikus no se atiene silábicamente a esos preceptos —«En la lengua portuguesa, es el verso de cinco sílabas el que presenta mayor dificultad», escribe—y menos aún en su traducción al castellano. Lo que si cumplen a rajatabla estos haikus es la intención de captar la fugacidad de un instante gracias a un detalle nimio, a una impresión, a un chispazo de emoción, como este que transcribimos: «Bemperto da cada / nasceu un rebento de árvore / lembro-me do dia».
Por su parte, Gregorio Muelas Bermúdez (Sagunto, 1977), uno de los practicantes más asiduas de este género, presenta un conjunto más fiel a la estructura clásica que mencionamos anteriormente, aunque, al ser traducidos al portugués, pierdan parte de esa pureza. No importa demasiado. El lector puede captar de igual forma la sutileza de la percepción que alimenta sus haikus, más pendientes estos del ciclo de las estaciones, de los juegos de luz, como en estos: «Se acorta el día, / los campos de cebada / desaparecen»; «Bajo la sombra / del almendro, tocando / la luz de marzo». En definitiva, À luz da flor da amendoeira está compuesto por un puñado de intensos poemas que, además, se benefician del hermoso envoltorio que los contiene. La combinación resulta sugestiva.