CARL PHILIP
LA FORMA EN QUE UN ANIMAL CONFÍA EN OTRO
En algún punto intermedio lo que desea, ser
uno con el mar, y para entender el mar como
mero contexto de una embarcación cuyo motor se niega
finalmente a funcionar: sí, conozco el lugar,
—tropecé en mí mismo, una vez; dos veces, casi.
Alrededor y entre los dos árboles que
crecen allí, el árbol de la compasión y —más alto—
el árbol de la piedad, su corteza más cobriza, la nieve
concebida como ampliación de cualquier tipo de significado, también,
una herida que, llenándola de ella, la nieve
puede curar … ¿Sabes lo que pienso? Creo que si estamos
perdidos, tú deberías saber exactamente dónde, ahora; He
visto que miras fijamente con suficiente interés el mapa
… estoy empezando a pensar que nunca podré
dejar de ser indeciso, sobre todo en los detalles: si
la nieve realmente se parece a la carcajada interrumpida
del algo abandonado durante mucho tiempo cuando regresa
de golpe; si la gratitud es sólo un espacio
encantado como cualquier otro. Este lugar suena todos los días
más como un teatro de la guerra, cada vez que lo escucho
—la pérdida, la sorpresa, la victoria, son sólo tres de los innumerables
destinos, si quieres llamarlo así, con los que nosotros
no compartimos tanto, al parecer, como ahora compartimos. Si
no nos es posible acercarnos a los más cercano, para ti y para mí, es esto —esto es la cercanía.
Versión de Carlos Alcorta